LA VISPERA DE TISHA BEAB
En la obra Sefer Haminhaguim de R. Aizik Mitirana z”l, escribe que la persona no debe realizar paseos la víspera de Tisha Beab, y así lo dictamina Ram”a en el Shuljan Aruj y lo mismo cita R. Hid”a z”l y otras autoridades halájicas.
En la seudá hamafseket, o sea la última comida previa al ayuno, prohibieron nuestros sabios en el Talmud comer carne y beber vino, sin embargo se hizo extensiva esta prohibición a la carne de pescado y las demás bebidas alcohólicas como la cerveza, etc. Las personas que suelen beber después de las comidas un trago de alguna bebida alcohólica para ayudar la digestión, tienen en quien apoyarse para hacerlo incluso en esta comida.
También prohibieron nuestros sabios comer dos comidas en esta seudá, e incluso dos huevos, uno pasado por agua y el otro duro son considerados dos comidas a estos efectos. Sin embargo, dos comidas que fueron cocinadas en una misma olla pues así se acostumbra hacerlo todo el año, por ej. calabacines rellenos, sopa de verduras, etc. son considerados una sola comida y por lo tanto está permitido comerlos. Asimismo la prohibición afecta sólo a la cocción y no a lo horneado, por lo tanto el pan no se considera una comida adicional a estos efectos. Las verduras o frutas crudas pueden consumirse sin restricción, pero si alguna de ellas está procesada, por ej. pepinos en vinagre, se consideran como una cocción a los efectos de la seudá hamafseket.
Algunas personas suelen comer pan con cenizas –producidas quemando un papel-, y el Talmud (Ta´anit 30ª) relata que Rabí Yehuda bar Ila´ai solía comer pan duro y sal y permanecía sentado entre el horno y la cocina –el lugar más bajo de la casa- y bebía un vaso de agua, y toda su apariencia era la de quien tiene a un familiar muerto frente a él, y así es apropiado comportarse.
Hay quienes acostumbran sentarse en el piso en la seudá hamafseket, sin embargo no es apropiado sentarse directamente en el suelo ya que de acuerdo a la opinión de las autoridades de la Cabbalá no se debe proceder de esta manera; será adecuado colocar una alfombra o manta sobre el piso y sentarse sobre ella. Y no deben sentarse tres hombres mayores juntos a comer, para evitar el zimun –bendición en conjunto del “bircat hamazon”-.
Todo lo anterior aplica a la comida que realiza después del mediodía, la cual es denominada seudá hamafseket y es la última comida previa al ayuno.Sin embargo, si no se trata de la última comida pues comerá después de la misma otra vez o si come antes del mediodía aún cuando ya no comerá antes del ayuno, ambos casos no se consideran seudá hamafseket y no la rigen las legislaciones arriba citadas.
EL DIA DE TISHA BEAB
Durante el día de Tisha Beab -9 de Ab—están prohibido cinco cosas, a saber: Comer y beber, calzar calzado de cuero, relaciones maritales, lavarse y ungirse (utilizar cremas, aceites, etc.). Asimismo está prohibido estudiar Torá este día, pues esto regocija a la persona. Se debe estudiar el libro de Yob o las profecías de Yrmiá sobre la destrucción del Templo, los Midrashim alusivos a la destrucción, leyes sobre el duelo, etc. Asimismo está permitido estudiar obras de Musar que aleccionan a la persona sobre cómo comportarse y rectificar su conducta.
La víspera de Tisha Beab se debe comer hasta la caída del sol, a partir de entonces comienzan a regir las cinco abstenciones arriba citadas.
Está prohibido lavarse el día de Tisha Beab tanto total como parcialmente, con agua caliente o con agua fría, incluso introducir un dedo en el agua está prohibido. Por ello, la mañana de Tisha Beab debe realizar la “netilat yadaim” –lavado ritual de manos- como lo hace habitualmente pero vertiendo agua sólo hasta los nudillos de la mano y pronunciar la bendición. Lo mismo aplica para el lavado de manos al salir del baño.
No debe lavarse la cara en la mañana al despertar sino pasarse la mano húmeda o suavemente mojada por los ojos para eliminar la lagaña. Si habitualmente se lava la cara y no hacerlo lo hace sentir incómodo, podrá lavarse la cara. La novia durante los primeros treinta días a partir de su boda puede lavarse la cara normalmente para no deslucirse ante su marido.
Aún cuando en las leyes concernientes al ayuno del 17 de Tamuz escribimos que la persona puede cepillarse los dientes si realmente lo necesita, teniendo la precaución de no tragar restos del lavado y no introducirse en la boca 80 ml. de agua de una sola vez, en tisha beab no aplica esta autorización, a menos que posea halitosis –mal aliento- y esto lo afecta ciertamente, entonces podrá cepillarse agregando otra condición a las ya citadas, y es que mantenga la boca hacia abajo para evitar tragar agua. Los motivos de cada uno de estos dictámenes escapan a este contexto.
Ante la pregunta de qué hacer si olvidó preparar ropa lavada para la semana de tisha beab ¿puede utilizar ropa lavada esta semana, o aún así no puede hacerlo?
Al respecto escribe en la obra Lehem Hapanim en nombre del gran erudito de Lublin, que en este caso puede colocar la ropa sobre la tierra –piso no cubierto- durante una hora y así la prenda se considerará una ropa no lavada. Sobre esto escribe nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, que de haber olvidado preparar ropas para esta semana podrá proceder de esta forma.
SALIDA DE TISHA BEAB – DIEZ DE AB
Tras la puesta del sol en la salida de Tisha Beab, unos veinte minutos aprox. está permitido comer y beber; se acostumbra recitar la bendición de la luna –bircat halebana- la salida de Tisha Beab, y es bueno probar algo antes de pronunciar esta bendición. Hay quienes acostumbran calzarse y lavarse la cara antes de recitar bircat halebana (y aún cuando algunos sostienen que no se debe recitar bircat halebana a la salida de Tisha Beab, nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, sostienen que sí se debe recitar)
Algunos realizan una netilat yadaim –lavado de manos- con la salida de Tisha Beab, pues durante el día no se lavaron totalmente las manos sino hasta los nudillos, y se trata de una buena costumbre.
Dice el Talmud (Ta´anit 29b) El siete de Ab los romanos ingresaron al santuario y el nueve al atardecer comenzaron a quemarlo y continuó ardiendo todo el día siguiente, o sea hasta el diez de Ab. Por ello, Rabí Yohanan afirma en el citado párrafo del Talmud que de haber vivido en aquella generación hubiese establecido el ayuno el diez de Ab, sin embargo los sabios que lo instituyeron el nueve sostienen que el comienzo de la tragedia es determinante.
El Talmud Yerushalmi cita que Rabí Abun ayunaba el nueve y el diez de Ab. Y agrega que los sabios no instituyeron dos días de ayuno pues se trata de algo que la gente no hubiese asumido. Aún así, el diez de Ab es considerado un día de duelo y por ello se acostumbra a no comer carne hasta la puesta del sol de este día. Los ashkenazim prohíben sólo hasta el mediodía.
Los sefaradim pueden afeitarse o cortarse el cabello y lavar la ropa inmediatamente con la salida de Tisha Beab, sin embargo los ashkenazim continúan la prohibición hasta diez de Ab con la caída del sol.
El Talmud (Ta´anit 30b) afirma que la persona que come o bebe el día de Tisha Beab no ameritará ver la redención de Jerusalén, y quien asume el duelo por Jerusalén tiene el mérito de ver su redención, como está dicho: Alegraos con Jerusalén y complaceos todos sus amados, se alegrarán con dicha quienes se enlutaron por ella. Explica nuestro maestro Rabí Ovadiá Yosef, Shlit”a, que el citado Talmud se expresa en presente “tiene el mérito” cuando hubiese sido más apropiado expresarse en futuro “tendrá el mérito…” pues naturalmente los muertos son olvidados tras doce meses, ya que trascurrido este lapso el pesar se debilita. Sin embargo, sobre el patriarca Ya´acob está escrito que “se levantaron todos sus hijos e hijas para consolarlo, más no recibía consuelo”, pues la aflicción y el dolor no desaparecen cuando la persona no murió realmente, y Yosef, su hijo de hecho no había muerto. Lo mismo sucede con el sagrado Templo de Jerusalén, aún cuando transcurrieron muchos años de su destrucción no lo olvidamos pues el Templo superior, el que se halla en las alturas todavía existe, como está escrito: Santuario, Oh D-os, prepararon Tus manos, y el tercer Templo, que prontamente sea reconstruido, bajará ya construido desde los cielos. Y quien se enluta por la destrucción de Jerusalén es esto un síntoma de que “amerita ver la reconstrucción” pues al enlutarse por Jerusalén está demostrando su fe en que el santuario todavía existe entre nosotros y por lo tanto ameritará ver su reconstrucción. Y ya afirmaron nuestros sabios en el Midrash que el Mashiaj descediente del rey David nació en Tisha Beab.
El Eterno nos conceda el privilegio de presenciar Su retorno a Tzion y la reconstrucción del sagrado Templo, Amen.