martes, 18 de mayo de 2010

Está escrito en la Parashá –porción- de la Torá que relata sobre la entrega de la Torá: Y partieron de Refidim, y acampó allí todo el pueblo frente al monte (Shemot 19).

Pregunta Rabbenu Hayim ben Atar z”l en su obra Orah Hayim que unos versículos antes está escrito: El día tercero de la salida de los hijos de Israel de Egipto, ese día llegaron al desierto de Sinai, por lo tanto, es una redundancia que la Torá nos escriba que acamparon allí en el desierto, pues si llegaron al desierto de hecho tuvieron que acampar allí!?

Explica Rabbenu Hayim ben Atar que este versículo nos enseña tres conceptos radicales para la recepción de la Torá, sin los cuales no es posible recibirla y por medio de ellos el Eterno aceptó entregarla al pueblo de Israel.

El primero Y partieron de Refidim –debilidad, en hebreo-, el pueblo de Israel se hallaba apático antes de la entrega de la Torá, como suele suceder con los esclavos tras lograr la libertad, aún así, ellos superaron esta condición natural y se predispusieron con ansias y presteza a recibir la Torá. Pues naturalmente el estudio de la Torá requiere de un esfuerzo y compromiso permanentes. Por ello, la Torá en cada ocasión posible introduce el tema del estudio de la Torá, para reforzar este compromiso, como está escrito: Y no se apartará este libro de la Torá de tu boca; y meditarás en ella día y noche; pues te he encomendado se fuerte y osado. Por ello la Torá señala la cuestión de “Refidim” –debilidad-, pues aún cuando se hallaban apáticos e indiferentes, impusieron sus deseos y sus ganas por recibir la Torá con alegría y plenitud, dejaron de lado su indiferencia, esta es una condición esencial para laTorá.

Segundo Y llegaron al desierto de Sinai y acamparon allí, lo que significa que el pueblo de Israel alcanzó el nivel espiritual del “desierto”, el cual es pisado, transitado por todos, un lugar abierto a todo el mundo. Es decir que asumieron una actitud de humildad y simpleza sin la cual no se puede acceder a la Torá, pues ésta se aparta de los soberbios y los vanidosos. Por ello justamente Moshe ameritó recibir la Torá, pues era el mayor modelo de humildad entre los seres humanos. Asimismo la Torá fue entregada en el monte de Sinai, un monte bajo y humilde, todo lo cual nos dice que la Torá no puede posarse en el hombre orgulloso y soberbio, sólo la humildad permitió que el pueblo de Israel reciba la Torá.

Tercero, Y acampó allí Israel frente al monte, como ya explicamos la Torá utiliza el verbo “acampó”, en singular, para referirse al pueblo de Israel, lo cual nos habla de la unidad que existía en aquel momento entre los integrantes del pueblo; y esto conforma asimismo un principio fundamental para recibir la Torá, pues ésta no se entrega en forma individual sino a todo el pueblo, por ello debe ser estudiada colectivamente. Y afirmaron nuestros sabios: La espada se cierne sobre aquellos que estudian Torá en forma individual, pues definitivamente la persona no comprende en forma correcta la Torá sino al estudiarla grupalmente o al compartir el estudio con un compañero que puede señalarle errores en la comprensión de la misma (después de haber adquirido los conocimientos para estudiar sólo, podrá hacerlo utilizando los libros de los comentaristas que también le permiten comprender los conceptos más intrincados). Por ello ¡dichoso el pueblo de Israel! Que esta noche se reúne a estudiar Torá conjuntamente y “acampó” allí el pueblo de Israel, al unísono, como un sólo hombre, y ello les permitió recibir la Torá. También nosotros, ameritamos adquirir los verdaderos conocimientos de la Torá por medio de la auténtica humildad, aceptando el saber de quién lo enseñe y reconociendo los errores, esforzándonos por lograr verdadera unión entre nosotros lo cual nos hará merecedores de recibir la presencia divina y acceder a la corona de la Torá.

lunes, 17 de mayo de 2010

En el Talmud (Betza 15b) afirma Rabí Yehoshua, el Yom Tob -festividad- es apropiado dedicarlo mitad al Eterno y mitad a la propia persona -para su deleite-.O sea que el día festivo debe repartirse mitad para los banquetes, bebidas y demás deleites mundanos, y mitad para el estudio de la Torá. Y así lo dictamina Ramba"m (cap. 6 Leyes sobre las Festividades).

Escribe Ram"a (cap 494 inc. 3): Se acostumbra desplegar hierbas -y flores- tanto en las casas como en la sinagoga, conmemorando la alegría de la entrega de la Torá. Muchos comentaristas citan como fuente de esta costumbre lo que cita el Talmud (Shabbat 88ª): Con cada palabra expresada por el Eterno se colmaba el mundo de un hermoso aroma, como está escrito: Sus labios son rosas que gotean mirra (Shir Hashirim). Asimismo es costumbre colocar ramas y plantas en las casas y las sinagogas, en recuerdo a lo que afirman nuestros sabios (Rosh Hashana 16ª) En Atzeret -Shabuot- se juzgan los frutos de los árboles.

Sin embargo, la obra Hayie Adam cita que el Gaón Rabí Eliahu de Vilna z"l anuló esta costumbre, pues en la actualidad los gentiles suelen colocar flores en sus días festivos. Rabí Ovadiá Yosef, Shelit"a, afirma que el Gaón de Vilna anuló esta costumbre pues, coherente con su línea de estudio, sostiene que aún en este caso rige la prohibición de Vehukotehem lo teleju -no iréis por sus caminos-, o sea no adoptar costumbres foráneas. Sin embargo, de acuerdo a la opinión de Rabí Yosef Kolón z"l así como otros numerosos comentaristas, esta prohibición no rige sino en aquellas cosas que los gentiles acostumbran en forma dogmática, o sea algo sin motivo (en cuyo caso existe la posibilidad de que se encubra algún trasfondo idólatra) o costumbres libertinas, etc. Sin embargo las costumbres que poseen otros motivos evidentes, como la vestimenta que utilizan los doctores, para identificarse como tales, etc. no existe ninguna prohibición. Por lo tanto, se debe conservar esta costumbre ya que se trata de una costumbre muy antigua y que se origina en los comentarios de nuestros sabios de bendita memoria. (otras diferencias respecto a la prohibición de adoptar usos de los gentiles se pueden encontrar en la halajá dedicada a cubrirse la cabeza)

Agrega Ram" a en el citado capítulo del Shuljan Aruj que es costumbre consumir comidas lácteas en Shabuot, y los comentaristas posteriores agregan que asimismo se consume miel junto con la leche. Se cita como motivo de esta costumbre, que en el momento de recibir los diez mandamientos, en los cuales se hallan reseñados todos los preceptos así como sus pormenores, como explica Rabbenu Saadia Gaón en su comentario a los diez mandamientos. Y al llegar los judíos a sus casas, después de la entrega de la Torá, no hallaron lo que comer sino lácteos pues la carne requería de mucha preparación, Shejitá -faena del animal-, Melijá -salado de la carne- por lo que tuvieron que consumir alimentos lácteos, nosotros hoy acostumbramos hacerlo en recuerdo de aquella situación. Asimismo se citan otros motivos para esta costumbre.

Y debido a que no está permitido según la halajá consumir alimentos lácteos después de cárnicos (ver halajá correspondiente a carne y leche) sino después de seis horas, acostumbramos consumir primeros alimentos lácteos y después de la correspondiente limpieza bucal, masticando un trozo de pan y enjuagándose la boca con algún líquido (como ya lo aclaramos en las leyes sobre carne y leche) se permite comer alimentos de leche. Sin embargo, es preciso comer alimentos de carne para dar cumplimiento a lo que afirman nuestros sabios en el Talmud (Haguigá 8b) que no existe alegría sino con el consumo de carne y vino. Pero es preciso evitar los excesos ya que el precepto es alegrarse el día festivo en honor al Eterno y no actuar frívolamente, por ejemplo se cantan canciones alusivas a la festividad. Asimismo es preciso dedicar algunos momentos de este día al estudio de la Torá, y escribe nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, Shlit"a, que es adecuado estudiar el libro de los preceptos de Ramba"m así como leer Tehilim -Salmos- pues el rey David -su autor- falleció un día de Shabuot.

La persona que no puede consumir carne por cuestiones de salud o kashrut el día de Yom Tob -festivo- para dar cumplimiento al precepto arriba citado, debe suplirlo por carne de ave.

El precepto de alegrarse con carne y vino es válido para los hombres, sin embargo a las mujeres se las debe alegrar por medio de vestimentas y joyas, etc. A los niños se los alegra con golosinas, dulces, etc.

Está escrito en la Torá: Y te alegrarás en tus fiestas tú, tu hijo, tu hija, el Levita, el peregrino, el huérfano y la viuda que se hallan dentro tuyo; de lo cual inferimos que es una sagrada obligación alegrar en las festividades a los pobres y los carenciados.

Es una costumbre generalizada en todas las comunidades judías permanecer despiertos toda la noche de Shabuot y dedicarse al estudio de la Torá hasta la madrugada, como lo cita el sagrado libro del Zohar: Los grandes piadosos de la antigüedad dedicaban esta noche al estudio de la Torá y decían: Venid y recibid la herencia eterna y sagrada nuestra y de nuestros hijos, en los dos mundos. Y agrega el Zohar: Aquellos que dan lectura al orden ritual de esta noche -Tikun-y lo hacen con alegría, serán inscriptos en el libro de los recuerdos -celestiales- y el Eterno los bendice con setenta bendiciones y coronas del mundo superior.

Dice el Pirke De Rabi Eliezer: Afirmó Rabí Pinhas, una víspera de Shabbat el pueblo de Israel se presentó a los pies del monte de Sinai, los hombres por un lado y las mujeres por otro. Le dijo el Eterno a Moshe: Ve y diles a las hijas de Israel si aceptan recibir la Torá, pues los hombres se inclinan tras las decisiones de las mujeres, como está dicho: Así dirás a la casa de Ya´acob, se refiere esto a las mujeres; Y le expresarás a los hijos de Israel, hace referencia a los hombres. Y todos respondieron al unísono: Todo lo que ha dicho el Eterno lo aceptamos y lo escucharemos, ese día el pueblo de Israel permaneció dormido hasta la segunda hora de la mañana -aprox. Las siete de la mañana- . Y se encaminó Moshe al campamento judío para despertarlos y les decía, ¡despertad de vuestro sueño, ya ha llegado el novio -el Eterno- y desea entregarle la Torá a su novia -la congregación de Israel-.

Y debido a que aquella noche el pueblo permaneció dormido hasta la mañana en que el Eterno tuvo que despertarlos, es preciso que las generaciones posteriores rectifiquen aquel error y permanezcan despiertos durante toda la noche estudiando la sagrada Torá.

Fue consultado Rabí Yosef Hayim de Babel -el Ben Ish Hay- sobre si es adecuado que las mujeres permanezcan estudiando el Tikun -orden preestablecido- de esta noche así como el de la noche de Hoshaná Rabbá -final de Sucot- o no lo es? Y respondió que en su casa las mujeres no suelen estudiar esta noche el Tikun y duermen, aún cuando se trata de mujeres sabias que cada día leen Tehilim y estudian Torá, de todas formas según la Kabbalá no es apropiado que las mujeres permanezcan despiertas estudiando esta noche, y cita para ello una fuente del sagrado Zohar. Adhiere a esta opinión Rabí Ovadia Yosef, Shlit"a, sin embargo la noche de Hashaná Rabba no está incluida en esta limitación y pueden permanecer estudiando toda la noche.

Es adecuado estudiar esta noche el Tikun -ordenamiento- así como aparece en los libros de oraciones de Shabuot, ya que el mismo fue instituido por los sabios de la Kabbalá. De todas formas, la persona que desea estudiar Talmud con sus comentaristas -Rash"i y Tosafot-, tiene autoridades rabínicas en las que apoyarse, pero si la mayoría de la comunidad estudia el Tikun no es apropiado apartarse.

Pregunta: ¿Puede la persona alabar al Eterno en sus oraciones o por medio de cánticos o salmos como desee hacerlo?


Respuesta: En la bendición de los patriarcas –Abot- con la que se abre la oración de la Amidá, establecieron nuestros sabios la alabanza de Hael Hagadol, Haguibor Vehanora, el Eterno es grande, poderoso y temible. Afirma el Talmud (Berajot 33ª) que de no ser porque Moshe expresó estas alabanzas no se podrían expresar, pues todas las glorificaciones que se hagan del Todopoderoso no pueden llegar a describir su verdadera grandeza. Sin embargo, teniendo en cuenta que Moshe utilizó estos apelativos podemos también utilizarlos pues seguramente él lo hizo por orden divina.

Acota el Talmud (Meguila 18ª) que es impropio extenderse en alabanzas al Eterno, como está escrito: Quién podrá pronunciar las grandezas del Eterno, hacer oír todas sus alabanzas. Y comenta Ib. sobre éste versículo lo siguiente: Quién puede alabar al Eterno? Aquel que puede hacer oír todas sus alabanzas! Y esto no se halla al alcance de ningún ser humano. Por ello afirma asimismo el Talmud que la persona que se explaya en alabanzas al Eterno será eliminado de este mundo, como está escrito: Acaso posee límite la palabra?

Continúa relatando el citado Talmud, que cierta persona, que se desempeñaba como oficiante delante de Rabí Haniná, dijo: Hael Hagadol Haguibor VeHanora, Haizuz, Haadir, Haamitz Vehahazak –D-os el Poderoso, el Grande, el Fuerte, el Temible, el Fantástico, el Osado… y le dijo Rabi Haniná: Ya han acabado las alabanzas al Señor? O sea, si de todas formas no podrás culminar las alabanzas del Todopoderoso, es denigrante para El agregar sobre los adjetivos que fueron instituidos en la Tefilá.

El texto instituido por los sabios de la gran asamblea en las bendiciones, fue elaborado a partir de un conocimiento detallado de cada uno de los vocablos que lo componen, así como de sus influencias en los mundo s superiores, como cita el Talmud (Ib.) la forma en que nuestros sabios obtuvieron de los versículos las expresiones utilizadas en cada una de las bendiciones. Por ej. ¿de dónde surge la obligación de citar a los patriarcas en la primera bendición de la Tefilá? Pues está escrito: Dad al Señor, hijos de los poderoso; ¿de dónde se obtiene que debe citarse el poderío del Eterno? Pues está escrito: Dad al Señor, honrad Su nombre. Pues el nombre del Eterno representa Su poder y Su magnificencia al dirigir el universo. Y así sucesivamente.

Por lo tanto, está absolutamente prohibido alterar el texto que instituyeron nuestros sabios en las bendiciones, y cada una de ellas deben recitarse según el texto establecido y no se debe cambiar ninguna palabra.

De todo lo anterior concluimos, que la persona tiene absolutamente prohibido agregar alabanzas en sus oraciones por sobre las que instituyeron nuestros sabios, pues como explicamos se trata de algo impropio. Más aún, se estaría alterando el texto instituido por los sabios lo cual invalida la bendición.

En una próxima entrega analizaremos si es posible incrementar elogios o alabanzas a D-os en los cánticos o Salmos que no son parte de la Tefilá.

jueves, 6 de mayo de 2010

Estudiamos en el Tratado de los Padres: Moshe recibió la Torá de Sinaí…formad muchos alumnos…

Cita el Abot deRabi Natan: Dice Bet Shamay, el hombre no debe enseñar sino a un alumno inteligente, humilde y piadoso. Bet Hilel opinan que hay que enseñarle a todas las personas, pues muchos trasgresores existieron en el pueblo de Israel que al acercarse al estudio de la Torá se convirtieron en hombres piadosos y justos.

El motivo de Bet Shamay es sumamente comprensible, pues si la persona le enseña a un alumno que no es humilde, al adquirir conocimientos se considerará un gran erudito y se arrogará el derecho a discutir con las autoridades rabínicas de la generación lo cual creará discordia y ruina. Asimismo si le enseña a un alumno que no es inteligente, aún cuando estudie Torá muchos años, su necedad le hará interpretar la misma en forma errónea, lo cual también llevará a la ruina. Y ya la historia ha demostrado como numerosos alumnos que no fueron dignos y estudiaron Torá durante muchos años, posteriormente utilizaron sus conocimientos para inducir al pueblo al pecado.

De acuerdo a Bet Hilel, es razonable asumir estos peligros por el sólo hecho de que posiblemente la luz de la Torá ilumine el corazón de muchísimas personas de entre quienes pueden salir hombres justos y eruditos.

Y aún cuando la halajá se dictamina según Bet Hilel, y por lo tanto es preciso enseñar Torá a todas las personas, de todas formas esto no significa que se debe enseñar a cualquier persona, como afirma el Talmud (Hulin 133ª) que la persona que le enseña a un alumno indigno caerá en el Ghehinom –infierno-. Explica sobre esto nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, que esto aplica cuando poseemos la certeza de que dicho alumno se comporta en forma indecorosa, pero a una persona de la que no se sabe exactamente cómo actúa, es un debe enseñarle Torá.

De todas formas, en la actualidad se debe enseñar Torá incluso a los alumnos que no son dignos en tanto se trate de persona cuyo desconocimiento los llevó a un estilo de vida no decoroso, personas que recibieron una educación inapropiada que no les permitió acercarse a la observancia de la Torá y sus preceptos. Por ello se debe acercar incluso a los presos sobre los que pesan condenas por delitos graves, hay que tratar de enseñarles y rehabilitarlos por medio de la enseñanza de la ética y la ley de la Torá, como podemos comprobar que muchos de ellos retornaron en Teshuba, cada una de estas personas es un mundo por sí mismo (sin embargo aquel que estudia para perturbar, en realidad no se debe enseñarle Torá).

Así también se debe tratar de acercar a los parientes en la medida de lo posible, asumir las fuerzas para trasmitir a otros Torá y preceptos. Y no se debe ser riguroso al hablar con estas personas sino tratarlos con dulzura y suavidad, inducirlos a comprometerse incluso con un solo precepto pequeño, y de allí continuarán progresando e incluso de algunos de ellos resultarán sabios y hombres justos (el compartir esta hoja de halachayomit.co.il puede ser una forma de divulgar Torá entre personas alejadas del estudio y la observancia).

Estudiamos en el Tratado de los Padres: Moshe recibió la Torá de Sinaí y le entregó a Yehoshua, Yehoshua a los ancianos, los ancianos a los jueces y estos a los hombres de la Gran Asamblea. Estos enseñaron tres cosas: Sed pacientes en el juicio, formad muchos alumnos y haced vallados a la Torá.

La enseñanza de “sed pacientes en el juicio” se obtiene de la contigüidad de los versículos, como enseña el Talmud (Sanedrín 7b): De donde aprendemos aquello que afirma la Mishna “sed pacientes en el juicio”? Pues está escrito: Y no subirás con escalones a mi altar (escalones en este caso se refiere a la impulsividad, ver Rash”i) e inmediatamente dice el versículo: Y estas son las leyes que pondrás ante ellos, de lo que aprendemos que el hombre no debe ser arrebatado en el juicio.

Básicamente esto se refiere a que al presentarse ante el juez un caso, debe ser cuidadoso y expedirse no sólo de acuerdo a las leyes de la Torá, sino debe analizar la situación y hallar las evidencias que permitan amparar a la víctima del victimario.

Un hecho fantástico ocurrió hace aproximadamente treinta años en el tribunal presidido entonces por el gran erudito Rabí Itzjak Vaiss z”l, jefe de la suprema corte rabínica de la comunidad ortodoxa en Jerusalén (Badat”z), ante quien se presentaron dos litigantes. Uno de ellos reclamaba que el otro le debía por conceptos de préstamos una gran suma de dinero que alcanzaba varias decenas de miles de dólares, en tanto que el otro negaba absolutamente la demanda.

El rabino se dirigió al demandante y le preguntó si tenía alguna prueba que avalasen sus demandas. El otro inmediatamente sacó de su bolsillo un documento en el que estaba escrito explícitamente que el otro le debía tanta cantidad de dinero, al pie de lo cual se hallaba la firma del demandado claramente legible. Llamó el rabino al demandado y le preguntó: Es ésta tu firma? Y respondió: Si, efectivamente es mi firma, pero continúo negando la existencia de la deuda, e incluso no recuerdo haber firmado el documento.

De acuerdo a la halajá, el rabino debía haber condenado inmediatamente al demandado saldar la deuda, pues el documento probatorio obraba en poder del demandante y el mismo deudor reconocía su firma. Sin embargo, el gran erudito se percató que el demandante no era una persona honesta y el demandado aparentaba ser un hombre correcto y decente. Por ello el rabino no deseaba condenarlo y trataba de encontrar argumentos que lo eximiesen, pero el mismo demandado no podía explicar cómo su compleja firma aparecía en el documento del otro. Por ello, el gran rabino pidió diferir el juicio hasta la mañana siguiente, hasta entonces, pensó, el Eterno me proveerá con la suspicacia suficiente para dirimir el juicio en forma justa.

La mañana siguiente, mientras ambos litigantes aguardaban en la recepción del tribunal rabínico la llegada del gran erudito Rab Vaiss z”l, se presentó el secretario del tribunal e instó al demandado a que vaya a su casa y traiga un libro de su biblioteca personal. Este oyó la extraña petición y se dirigió a su casa para tomar uno de los libros y regresar al tribunal.

Cuando ambos litigantes ingresaron a la sala del tribunal, el Rab Vaiss z”l le pidió al demandado que le muestre el libro que tenía en su mano. El hombre le acercó el libro y el rabino pudo observar que este no firmaba su nombre en el extremo superior de la primera hoja en blanco como la mayoría de las personas sino lo hacía al pie de dicha página. Le preguntó el rabino si en alguna ocasión le prestó al demandante un libro, y tras pensar unos momentos le respondió afirmativamente, “hace aproximadamente un año le presté un libro y todavía no me lo ha regresado”.

Sorpresivamente le rabino le pidió al secretario que acompañe al demandante a su casa a traer el libro que tomó en préstamo del otro. Cuando el libro llegó a manos del rabino pudo comprobar que la primera página había sido arrancada y la hoja en que estaba redactado el documento no era sino aquella página que faltaba del libro a la que se había agregado el contenido del documento que el deshonesto demandante había redactado.

Allí se evidenció la gran inteligencia del erudito rabino que no se apresuró a dictaminar un juicio y ameritó emitir un dictamen correcto y ajustado a la verdad y la honestidad.

De esto tiene que aprender cada persona, incluso en sus relaciones personales y familiares, a no tomar decisiones impulsivamente sino analizar las situaciones con paciencia y equilibrio y de esta manera arribar a conclusiones correctas y coherentes.

(Parte del discurso de Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, conmemorando el día de los caídos del ejército de defensa de Israel –Tzaha”l-)

Está escrito en el Talmud (Baba Batra 10b) Los muertos de Lod, ninguna criatura puede alcanzar su altísimo nivel espiritual. Se refiere el Talmud a los hermanos Papos y Lulianos; ocurrió entonces, que la hija del soberano fue hallada muerta y los gentiles hicieron caer sus sospechas sobre los judíos, por lo que decretaron un exterminio colectivo sobre todo el pueblo. Fue entonces que estos dos hermanos Papos y Lulianos se sacrificaron por todo el pueblo de Israel y declararon –falsamente- que ellos habían cometido el crimen, y el rey los mató a ellos y así anuló el decreto que pendía sobre todo el pueblo. Sobre estos dos hermanos afirmaron nuestros sabios que ninguna criatura puede alcanzar su nivel espiritual en el mundo venidero.

Indudablemente esta afirmación del Talmud aplica también a los caídos de Tzaha”l enterrado en la tierra de Israel que ofrecieron sus propias vidas en defensa de su pueblo y de su tierra, quede su espíritu grabado en los campos de la vida eterna.

Ya en una ocasión, el gran erudito Rabi Shlomo Zalmen Awuerbaj z”l le comentó a uno de sus allegados, que las personas en lugar de hacer un largo camino hasta las tumbas de los grandes Tzadikim –Justos-, deberían saber que también en este monte vecino –el monte Hertzel, vecino a la localidad de Bait Vagan en que residía Rab Awuerbaj z”l), hay tumbas de almas puras y santas.

Nuestro pueblo se habituó al sufrimiento y las lágrimas, ríos de sangre de nuestros hermanos fue vertido impunemente como el agua, con una furia inusitada fuimos perseguidos, y desde la destrucción del segundo Templo sagrado y la expulsión del pueblo de Israel de su tierra, la sangre de nuestro pueblo fue derramada arbitrariamente, trataron de borrar el nombre del pueblo de Israel de la faz de la tierra. Un eco celestial –como afirma el Talmud- clama tres veces por día: Pobre de MI! Que he destruido mi casa, he quemado mi santuario y exilié a mis hijos entre las naciones! Siempre fuimos objeto del odio gratuito de los gentiles ¡Cuántas comunidades fueron arrasadas cruelmente con las cruzadas y la inquisición! Por último, la gran tragedia del holocausto en el que perecieron seis millones de judíos, entre ellos grandes justos y eruditos de la generación. E incluso en la actualidad, los ataques de los árabes palestinos contra nuestros soldados, y ya afirmaron nuestros sabios (Rosh Hashana 23ª) Pobres de aquellos gentiles que no tienen arreglo.

Y dicen nuestros sabios (Yalkut Shim´oni, Parashat Shemot), que el Eterno sumerge sus “ropas” en la sangre de todos aquellos que fueron asesinados por los gentiles hasta teñirla en un rojo intenso, y cuando llegue el día del juicio final se investirá con aquel ropaje y se presentarán ante El los cuerpos de todas las víctimas de la crueldad de los pueblos y con justicia rectora tomará venganza y los abatirá y los destruirá, como está escrito: Juzgará a los pueblos y todos sus cuerpos.

El día de hoy debe de servirnos no solamente como un día en que recordamos a los caídos en defensa de nuestra patria, jóvenes cuya pérdida causa un dolor es tan profundo como la pérdida del sagrado templo, sino debe ser también un día de autoanálisis, de esfuerzo personal para retornar a nuestras fuentes, a la Torá y las buenas acciones, educar a nuestros hijos en la Torá, como afirma el versículo: Tornad a Mi y tornaré hacia ustedes. Cuantas de aquellas victimas cayeron para que nuestro pueblo pueda continuar fiel a su Torá, y cuántos se inmolaron santificando el nombre de D-os pues no aceptaron renunciar a su fe. Por ello, seguramente con su muerte nos dejaron como herencia la vida eterna, la vida de Torá, como afirma Rabbenu Sa´adia Gaón z”l nuestro pueblo nos es un pueblo sino con su Torá.

El mérito de estos caídos de Tzaha”l en defensa de nuestra sagrada tierra junto con todos aquellos hombres santos de Israel, se erigirá por siempre para proteger a sus familiares y ellos se presentarán ante el Eterno para pedir por su pueblo, que cesen sus angustias y sufrimientos, como está escrito: No se pondrá ya tu sol y tu luna no se apartará, pues D-os será para ti una luz eterna y terminarán los días de tu duelo. Y asimismo se cumplirá en nosotros el versículo que dice: Y pondré un lugar para mi pueblo Israel, los plantaré y habitaré con ellos y ya no los afligirán los inicuos como lo hicieron en un principio. Y será convocada la salvación en nuestras murallas y nuestros portones serán ensalzados. Y nuestros ojos verán la construcción de nuestro sagrado templo, que ya no será asolado y sus bases serán eternas, todas sus cadenas no podrán cortarse. Y está dicho: Pues el día de la venganza está en Mi corazón y el año de la redención ya llega; quién dará desde Tzion redención a Israel, al hacer tornar el Eterno el exilio de Su pueblo, se endichará Ya´acob y se alegrará Israel.

Y el espíritu de la impureza será eliminado de la tierra, y llegará a Tzion el redentor pronto en nuestros días, Amen.

Según la tradición de Israel, en estos días que median entre Pesaj y Shabuot y por expresa indicación de nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, presentamos al lector algunos conceptos de ética que surgen de Pirke Abot –Tratado de los Padres-, para nutrir los rasgos de comportamiento entre las personas, pues éste fue el factor que indujo a la mortandad de los veinticuatro mil alumnos de Rabí Akivá en los días del Omer.

Leemos en el Pirke Abot: Moshe recibió la Torá de Sinai y la entregó a Yehoshua; en realidad, la expresión correcta del versículo debería de ser Moshe recibió la Torá del Eterno, pues el monte de Sinai no le entregó la Torá a Moshe sino D-os fue quien lo hizo, por lo tanto, no es pertinente señalar el lugar geográfico en que se entregó la Torá sino Quien la entregó! Como inmediatamente continúa haciéndolo la Mishna al enseñarnos a quien entregó Moshe la Torá, a Yehoshua.

Rabí Ovadia Yosef, Shlit”a, nos explica esto según el Midrash que dice cuando el Eterno decidió entregar la Torá al pueblo de Israel los montes comenzaron a discutir entre ellos, cada uno reclamaba que sobre él debía entregarse la Torá (evidentemente se trata de una alegoría ya que no fueron los montes los que discurrieron pues son materia inerte, sino los ángeles que representan a cada uno de ellos. Y existen otras interpretaciones),}: el monte Tabor concurrió desde su lugar y también el monte Carmel. Les respondió el Eterno: Por qué os eleváis, montes encorvados, éste es el monte que codició el Eterno para habitarlo; también el Todopoderoso morará por siempre (Tehilim 65,17), o sea, por qué habéis de litigar con el monte de Sinai si todos vosotros sois defectuosos –encorvados, en el versículo- ante el monte de Sinai, que es el más bajo de todos y el más humilde y por lo tanto es íntegro y no defectuoso como ustedes. De esta afirmación del Midrash infirió Rab. Ashi: El soberbio es considerado defectuoso.

De esta forma, podemos responder el interrogante inicial, por qué la Mishna enuncia que Moshe recibió la Torá de Sinaí, pues la intención implícita es que la persona no se confunda y piense ¿cuál es el motivo por el que Moshe ameritó recibir la Torá en el monte de Sinaí y no otra persona? Responde la Mishna, que Moshe recibió la Torá del Sinaí, de la misma forma en que el monte de Sinaí mereció que la Torá sea entregada sobre su cima debido a su humildad, también Moshe ameritó ser quien reciba la Torá debido a su humildad, como el mismo Eterno testimonió sobre él “y el hombre Moshe era el más humilde entre todos los hombres sobre la faz de la tierra”. Comenta el Midrash sobre este versículo: A qué se refiere la expresión “entre todos los hombres”? Responde el Midrash que su humildad era tal que no se enorgullecía con aquello que habitualmente ensoberbece a los hombres, como la sabiduría, la profecía, el poder, etc. y aún cuando gozaba de todas estas características conservaba la humildad absoluta. Por ello cuando Moshe le dijo al Eterno: Quien soy yo para presentarme ante el Faraón? Le respondió textualmente el Eterno: Esta es la señal de que Yo te he enviado! El hecho de que no te envaneces hace que te elija ante cualquier otra persona.

El que el vanidoso sea considerado portador de un defecto y no así quien posee cualquier otro rasgo negativo, podemos atribuirlo a que los otros rasgos no son tan perniciosos como la soberbia, pues el iracundo puede identificar su ira inmediatamente, también el avaro puede percatarse de su avaricia en un corto período, lo que no ocurre con el soberbio que puede envanecerse toda su vida y no percibir nunca su soberbia. Por ello es sumamente importante que cada uno realice un autoanálisis y extirpe todo vestigio de este rasgo tan negativo, ya que el Eterno no soporta a los arrogantes, como está escrito: Abominación del Eterno es el arrogante. Sin embargo la persona humilde es altamente apreciada por el Eterno, pues ésta condición es la que hizo merecedor a Moshe de que la Torá sea entregada por su intermedio.

Bienvenidos

Bienvenidos
Rab Rafael Cohen Soae

Casa de Estudios Judaicos Online

Casa de Estudios Judaicos Online
Email: casasefaradec@gmail.com

Tu Anuncio Aqui

Deseas promocionar Tu Paginas. Comunicamos Aqui casasefaradec@gmail.com

Tu Anuncio Aqui

Deseas promocionar Tu Paginas. Comunicamos Aqui casasefaradec@gmail.com

.

.
Casa de Estudios Judaicos Online

Sample text

Aquí se detallará el desarrollo de la vida judía del Ecuador

Social Icons

Siguenos

Featured Posts

Visita Nuestra Judaica

Visita Nuestra Judaica
Todo para una Vida Judia

Popular Posts