Pregunta: ¿Puede la persona alabar al Eterno en sus oraciones o por medio de cánticos o salmos como desee hacerlo?
Respuesta: En la bendición de los patriarcas –Abot- con la que se abre la oración de la Amidá, establecieron nuestros sabios la alabanza de Hael Hagadol, Haguibor Vehanora, el Eterno es grande, poderoso y temible. Afirma el Talmud (Berajot 33ª) que de no ser porque Moshe expresó estas alabanzas no se podrían expresar, pues todas las glorificaciones que se hagan del Todopoderoso no pueden llegar a describir su verdadera grandeza. Sin embargo, teniendo en cuenta que Moshe utilizó estos apelativos podemos también utilizarlos pues seguramente él lo hizo por orden divina.
Acota el Talmud (Meguila 18ª) que es impropio extenderse en alabanzas al Eterno, como está escrito: Quién podrá pronunciar las grandezas del Eterno, hacer oír todas sus alabanzas. Y comenta Ib. sobre éste versículo lo siguiente: Quién puede alabar al Eterno? Aquel que puede hacer oír todas sus alabanzas! Y esto no se halla al alcance de ningún ser humano. Por ello afirma asimismo el Talmud que la persona que se explaya en alabanzas al Eterno será eliminado de este mundo, como está escrito: Acaso posee límite la palabra?
Continúa relatando el citado Talmud, que cierta persona, que se desempeñaba como oficiante delante de Rabí Haniná, dijo: Hael Hagadol Haguibor VeHanora, Haizuz, Haadir, Haamitz Vehahazak –D-os el Poderoso, el Grande, el Fuerte, el Temible, el Fantástico, el Osado… y le dijo Rabi Haniná: Ya han acabado las alabanzas al Señor? O sea, si de todas formas no podrás culminar las alabanzas del Todopoderoso, es denigrante para El agregar sobre los adjetivos que fueron instituidos en la Tefilá.
El texto instituido por los sabios de la gran asamblea en las bendiciones, fue elaborado a partir de un conocimiento detallado de cada uno de los vocablos que lo componen, así como de sus influencias en los mundo s superiores, como cita el Talmud (Ib.) la forma en que nuestros sabios obtuvieron de los versículos las expresiones utilizadas en cada una de las bendiciones. Por ej. ¿de dónde surge la obligación de citar a los patriarcas en la primera bendición de la Tefilá? Pues está escrito: Dad al Señor, hijos de los poderoso; ¿de dónde se obtiene que debe citarse el poderío del Eterno? Pues está escrito: Dad al Señor, honrad Su nombre. Pues el nombre del Eterno representa Su poder y Su magnificencia al dirigir el universo. Y así sucesivamente.
Por lo tanto, está absolutamente prohibido alterar el texto que instituyeron nuestros sabios en las bendiciones, y cada una de ellas deben recitarse según el texto establecido y no se debe cambiar ninguna palabra.
De todo lo anterior concluimos, que la persona tiene absolutamente prohibido agregar alabanzas en sus oraciones por sobre las que instituyeron nuestros sabios, pues como explicamos se trata de algo impropio. Más aún, se estaría alterando el texto instituido por los sabios lo cual invalida la bendición.
En una próxima entrega analizaremos si es posible incrementar elogios o alabanzas a D-os en los cánticos o Salmos que no son parte de la Tefilá.
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